domingo, 28 de abril de 2013

La fibrosis quística.

Hace unos días, Carmen nos mencionó en clase una enfermedad que todos la habremos oído muchas veces, pero ninguno, seguramente, sabremos qué es exactamente y  a mí me entró la curiosidad, por lo que he investigado sobre esta enfermedad para informarme, y aquí os deja esta información que espero que os resulte interesante.

La fibrosis quística  es una enfermedad genética de herencia autosómica recesiva que afecta principalmente a los pulmones, y en menor medida al páncreas, hígado e intestino.
Es producida por una mutación en el gen que codifica la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística. Esta proteína interviene en el paso del cloruro a través de las membranas celulares y su deficiencia altera la producción de sudor, jugos gástricos y moco. La mayoría de las personas sanas tienen dos copias funcionales del gen; la enfermedad se desarrolla cuando ninguno de ellos opera normalmente.
Esta enfermedad afecta a múltiples órganos y sistemas, originando secreciones anómalas y espesas de las glándulas exocrinas. La principal causa de morbilidad y mortalidad es la afectación pulmonar, causante del 95% de los fallecimientos, sobre todo por infecciones repetidas originadas por obstrucción bronquial debida a la secreción de mucosidad muy espesa. Otros órganos afectados son el páncreas y en los varones el testículo. 
Es una de las enfermedades genéticas más frecuentes en la raza caucásica, con una incidencia en dicha población de aproximadamente 1/5.000 nacidos vivos. Se calcula que una de cada 25 personas de ascendencia europea, es portadora asintomática del gen que ocasiona la Fibrosis Quística.
Los enfermos presentan una alta concentración de sal (NaCl) en el sudor, lo que permite llegar al diagnostico mediante su analisis, realizando el test del sudor. También mediante pruebas genéticas prenatales o neonatales.
No existe ningun tratamiento curativo, sin embargo son posibles tratamientos que permiten mejorar los síntomas y alargar la duración de la vida. En casos severos, el empeoramiento de la enfermedad puede imponer la necesidad de un trasplante de pulmón. La supervivencia media para estos pacientes se estima en 35 años, alcanzando valores más altos en países con sistemas sanitarios avanzados, por ejemplo en Canadá la duración media de la vida era de 48 años en 2010.